martes, 18 de septiembre de 2012

Ética en el mundo de la información

¿Cómo compatibilizar las éticas en internet?

Nicolás Etcheverry Estrázulas nos recomienda para resolver esta pregunta seguir un razonamiento argumentativo y no tanto llegar a una postura ecléctica, puesto que en la medida que se generen razonamientos adecuados se podrá dar un acercamiento al entendimiento que buscamos.

En la medida en que todos los seres humanos anhelamos vivir en armonía tomando en cuenta nuestras diferencias inherentes, Etcheverry plantea la noción de la existencia de una sola ética, puesto que solo así será posible establecer los criterios comunes bajo los cuales los hombres deberían conducirse en su vida diaria. Somos seres éticos en la medida que poseemos sentidos, razón, sentimientos y voluntad, y de ese modo ejercemos nuestra voluntad de elegir entre otras opciones con libertad así como responsabilidad.

La noción de empresa que entiende Michael Novak como el libre emprendimiento (o iniciativa) personal está relacionada a la creatividad que permite la puesta en marcha algún proyecto. De este modo, una iniciativa económica personal es un derecho humano primordial, que a su vez puede ser considerada como una virtud moral e intelectual. De allí que si no se fomenta el ejercicio de tal virtud se condena al hombre al estancamiento y a un espíritu alienado. Y esto es posible apostando por la promoción de valores como la honestidad, forjando un entorno de respeto y credibilidad.

En este contexto, es necesario establecer aquello que podemos concebir como bueno o malo, que permitirán al ser humano conducirse como ciudadano. La ética permite evitar el relativismo de tales términos,  pues de otro modo, lo que es malo podría ser considerado como bueno por algunos y así el caos asomaría no solo la vida de unos sino su relación con los que lo rodearan.

En la búsqueda de una regla de objetividad que permita resolver el dilema de la relatividad de los valores o antivalores que nos envuelven, la universalidad de una conducta permitirá medir si esta es buena o mala, como lo planteara Kant a fines del siglo XVIII: aquello que hacemos a otros y no nos gustaría que nos lo hagan no puede ser considerado como una regla universal. Si aceptamos que actúen con nosotros de la misma manera que actuamos con los demás entonces podríamos comenzar a establecer puntos en común concernientes a la ética humana.

No nacemos sabiendo, y por ello nos educamos en ciertas conductas que formarán nuestros hábitos. Es por ello importante entender que una vida de hábitos positivos repercutirá en la manera en que actuemos en el futuro. Es por ello que se debe evitar la costumbre de hábitos considerados negativos en la medida que consideremos que su práctica atente contra el bien común. Esto permitirá el desarrollo de una condición espiritual llena de valores como la justicia, la prudencia, la fortaleza o la humildad. Estará en nosotros la decisión de mantenernos firmes en tales preceptos como seres libres que somos. Buscar nuestro yo interior y procurar una limpieza de nuestro espíritu, no vivir por vivir, sino darle un sentido a nuestra vida. Solo así lograremos acercarnos a nuestra condición humana: ser más humanos implica darle valor a la propia vida, un sentido, como bien lo sostiene Enrique Rojas. 

En consecuencia, nuestra realización personal va orientada a la búsqueda de la felicidad, pero esta se irá construyendo con nuestro propio esfuerzo y no a costa del hombro ajeno, pues la injusticia o falsedad son contrarias a la verdad y al principio de humanidad.

Queda claro que Etcheverry opta por una ética proyectiva y esencial antes que por una coyuntural y utilitaria, en la medida que rechaza lo efímero y anhela la construcción de su propio ser basada en el respeto mutuo.

¿Qué nos dice la Declaración de Itacuruçá?

Esta declaración contuvo recomendaciones para América Latina y el Caribe en respuesta al III Congreso Internacional de la UNESCO sobre los Desafíos Éticos, Jurídicos y Sociales del Ciberespacio. Esta se llevó a cabo durante los días 26 y 27 de octubre del 2000 en el estado de Río de Janeiro.

Destacaron temas como el derecho al acceso universal a la información, así como la integración de los miembros que conforman la sociedad latinoamericana de forma equitativa y sustentable. Ello significa que se deberá desarrollar mecanismos que disminuyan las diferencias sociales producto de la transformación generadas por las tecnologías de la información y la comunicación (TICs).